Iglesia: ¿Por qué es importante predicar?
Dios creó al mundo a través de la predicación. No menos de diez veces dice Génesis 1, «Dios dijo». Leemos siete veces, «Dios vio» mientras la creación fue predicada a la existencia por el puro poder de la Palabra de Dios. La Iglesia y las iglesias locales fueron creadas de la misma manera—por la Palabra de Dios a través de la predicación, haciendo algo de la nada.
En Génesis 3 vemos que Satanás aparece para predicar un mensaje falso. Él continúa hablando hoy en cultos hasta el entretenimiento que disfrutamos y las enseñanzas falsas en las escuelas a la publicidad de productos.
El Antiguo Testamento tiene una serie de profetas que predicaban el arrepentimiento del pecado y fe en Dios. El Antiguo Testamento termina con la promesa de la venida de Juan el Bautista quien preparará el camino para Jesús, «¡Miren! Yo envío a mi mensajero y él preparará el camino delante de mí. Entonces el Señor al que ustedes buscan vendrá de repente a su templo. El mensajero del pacto a quien buscan con tanto entusiasmo, sin duda vendrá», dice el Señor de los Ejércitos Celestiales» [NOTA: Ml. 3:1]. Cuatrocientos años después, «Juan el Bautista llegó al desierto de Judea y comenzó a predicar…«Arrepiéntanse de sus pecados y vuelvan a Dios, porque el reino del cielo está cerca». El profeta Isaías se refería a Juan cuando dijo: «Es una voz que clama en el desierto: “¡Preparen el camino para la venida del Señor! ¡Ábranle camino!”» [NOTA: Mt. 3:1-3].
El ministerio de Jesús incluyó alimentar a los hambrientos, curar a los enfermos, amar a los marginados y hacerse amigo de los pecadores, así como llevar a la gente al arrepentimiento y al perdón. Sin embargo, nunca debemos olvidar que el ministerio de Jesús comenzó y se centró en la predicación. A partir de entonces, Jesús comenzó a predicar: «Arrepiéntanse de sus pecados y vuelvan a Dios, porque el reino del cielo está cerca» NOTA: Mt. 4:17].
Cuando Jesús envió a los Doce en su misión a corto plazo, les dijo que predicaran el mensaje del reino [NOTA: Mt. 10:7]. El sermón de Pedro fue la primera actividad de la iglesia después de que el Espíritu vino sobre ellos [NOTA: Hch. 2:14–36]. El resto del libro de Hechos registra la predicación y la enseñanza de los líderes de la iglesia. Por lo tanto, la predicación del evangelio en su plenitud transformadora es un ministerio prioritario de la iglesia. La misión de Dios va acompañada de otros ministerios que apoyan, complementan y sostienen la predicación de la Palabra de Dios en la verdad, con pasión.
La Biblia tiene buenos consejos sobre la vida en libros como Proverbios. La Biblia también tienen mandatos para buenas obras como cuidar de las viudas, los huérfanos y llevar justicia a los oprimidos. Los buenos consejos y buenas obras en la Biblia no son el mensaje más importante—ese lugar está reservado por las buenas noticias de lo que Dios ha hecho por nosotros en Cristo [NOTA: 1 Ts. 2:13; 1 Pd. 1:12, 23–25; 2 Pd. 1:19–21.]. Solo estas buenas noticias tienen el poder de salvar y madurar a las personas [NOTA: 1 Ts. 1:5.]. A diferencia de otras formas de comunicación, la predicación viene con el poder del Espíritu [NOTA: 1 Cr. 1:17–2:7; 2 Cr. 1:12; 2:17; 4:2; 1 Ts. 2:5] y las respuestas a nuestras oraciones [NOTA: Ef. 6:18–20; Cl. 4:3.]. La predicación trae fe para los oyentes [NOTA: 1 Cr. 2:4–5] y es comida espiritual para nutrir a las personas [NOTA: 1 Pd. 2:2.].
Pablo advirtió que vendrían tiempos cuando la gente no toleraría la predicación [NOTA: 2 Tm. 4:3–4.]. El pueblo de Dios siempre ha visto la predicación como algo que se tiene que hacer cuando la iglesia se reúne. Predicar es proclamar con autoridad y pasión la verdad de la Palabra de Dios. En la predicación, la autoridad de la Palabra de Dios es confirmada y el pueblo de Dios es guiado y enseñado colectivamente conforme a las Escrituras. La buena voluntad de los cristianos de escuchar la predicación es un acto de alabanza, ya que están sometiéndose humildemente a la Escritura y al pastor, quien predica el nombre del equipo de ancianos. La predicación es uno de los ministerios más esenciales de una iglesia, porque la predicación autorizada de la Escritura informa y conduce al pueblo de Dios en el resto de los ministerios de la iglesia. La Biblia nos dice simplemente «predica la Palabra», pero no dice exactamente como hacerlo, y por eso los predicadores tienen libertad creativa [NOTA: 2 Tm. 4:2.].
Una sana iglesia siempre tendrá una buena predicación. La predicación será (1) bíblica, centrada en lo que dice la Escritura; (2) teológica, enseñando lo que significan las Escrituras; (3) memorable, hablando en forma práctica a la vida y a la cultura de las personas; (4) transformacional, llevando al arrepentimiento, respuesta y madurez espiritual; (5) misional, explicando por qué esto es importante para la misión de Dios y para la salvación de los espiritualmente perdidos; (6) cristológica, mostrando cómo es que Jesús es el héroe-salvador; y, (7) apologético, respondiendo a las posibles objeciones de los oyentes para eliminar tantas barreras como sea posible para creer en la Biblia.
La proclamación fiel del evangelio, que se inició con Dios en el Génesis, debe de continuar mediante los predicadores fieles del evangelio hasta que este se cumpla con el regreso de Jesús, quien es el enfoque de toda la predicación bíblica.