Resurrection: ¿Cuáles son las pruebas históricas de la resurrección de Jesús?

Resurrection: ¿Cuáles son las pruebas históricas de la resurrección de Jesús?

Debido a que la muerte de Jesús es un hecho histórico, la corroboración de las pruebas de fuentes no cristianas, además de la Biblia, ayuda a confirmar la resurrección de Jesucristo. El siguiente testimonio de romanos, griegos y judíos es útil porque estos hombres simplemente cuentan los hechos, sin ninguna devoción religiosa.

Josefo (37-100 d.C.)

Josefo fue un historiador judío nacido solo unos años después de la muerte de Jesús. Su pasaje más celebrado, llamado «Testimonium Flavianum», dice:

Por este tiempo vivió Jesús, un hombre sabio, si se le puede llamar hombre, pues realizaba obras extraordinarias, y era maestro de todos los hombres que acogen con gusto la verdad. Atrajo hacia sí a muchos judíos y muchos gentiles. Era [el] Cristo. Y cuando por instigación de nuestras autoridades Pilato lo condenó a la cruz, quienes lo amaron desde el principio no lo abandonaron, porque al tercer día se les apareció vivo de nuevo, como la habían predicho los profetas, que además habían anunciado muchas otras cosas admirables sobre él. Y la tribu de los cristianos, llamada así por él, sigue sin extinguirse hasta nuestros días (1).

Suetonio (70-160 d.C.)

Suetonio fue un historiador romano y analista de la casa imperial. En su biografía de Nerón (emperador del 54 al 68 d.C.), Suetonio menciona la persecución de los cristianos por una referencia indirecta a la resurrección: «Infligieron suplicios a los cristianos, un género de hombres dados a una superstición nueva y maligna [la resurrección]» (2).

Plinio el Joven (61 o 62-113 d.C.)

Alrededor del año 111 d.C., Plinio el Joven escribió una carta al emperador Trajano donde describe las reuniones de adoración de los primeros cristianos los domingos por la mañana en memoria del día de la resurrección de Jesús:

Nunca he estado presente en una inspección hecha a los cristianos. Por lo tanto, no sé la naturaleza ni la medida de los castigos que regularmente se les imponen, ni los motivos para iniciar una investigación y hasta qué punto debe llevarse. […] También declararon que en suma toda su culpa o error se reduce a no más que lo siguiente: se habían reunido regularmente antes del amanecer en un día fijo [el domingo en memoria de la resurrección de Jesús] para cantar versos alternadamente entre ellos en honor al Cristo como si fuera un dios (3).

La explicación judía

En el intento más antiguo de explicación alternativa a la resurrección de Jesús, no se negó que la tumba hubiera estado vacía (Mt 28:13–15). Por el contrario, los oponentes judíos aseguraban que el cuerpo había sido robado, admitiendo así el hecho de la tumba vacía. No obstante, esta explicación es insostenible debido a las siguientes razones. (1) El gobierno había cerrado y sellado la tumba con una roca enorme, y no existe explicación alguna de cómo pudieron haberla movido estando de guardia los soldados romanos. (2) Si el cuerpo hubiera sido robado, podría haberse ofrecido a los ladrones una gran suma por rescate, para luego persuadirlos a presentar el cadáver. Si hubiera sido tomado por los discípulos, la tortura y las muertes que sufrieron deberían haber sido suficientes para que devolvieran el cadáver. (3) Aunque el cadáver hubiera sido robado, ¿cómo se explica la aparición de Jesús a multitudes de gente, demostrando que estaba vivo? En conclusión, el robo del cuerpo es poco probable, y además no puede explicar su retorno a la vida.

En resumen, el testimonio histórico de quienes no eran cristianos concuerda con la Escritura en que Jesús murió y resucitó, porque esos son hechos históricos.

 

Notas:

  1. Flavio Josefo, «Jewish Antiquities [Antigüedades judías]», en The New Complete Works of Josephus, trad. William Whiston (Grand Rapids, MI: Kregel, 1999), 18.63–64, énfasis agregado. Kostenberger, Andreas J.; Kellum, L. Scott; Quarles, Charles L. (2009). The Cradle, the Cross, and the Crown: An Introduction to the New Testament, pp. 104-108 es un excelente sumario de la controversia.
  2. Suetonius, Vita Nero 16.11–13.
  3. Pliny the Younger, Letters 10.96.1–7. Énfasis agregado.