Pecado: ¿Cuáles son algunos puntos de vista pecaminosos del pecado?
Debido a que el pecado es un amplio problema de toda la humanidad, las respuestas para su definición, origen y causa son postuladas desde cualquier ideología concebible. Al examinar algunos puntos de vista pecaminosos podemos entender mejor los puntos de vista erróneos y ayudar a explicar la verdad bíblica a aquellos que sostienen estas posiciones.
En el materialismo, que cree que no hay realidad espiritual, «pecado» es el resultado de alteraciones electroquímicas que llevan a una disfunción biológica. Por lo tanto, la solución a la maldad y al pecado son las mejoras médicas y químicas para el cuerpo humano.
En el evolucionismo, «pecado» es esencialmente cualquier cosa que obstaculiza el progreso percibido de la raza humana en lugar de cualquier ofensa hacia un Dios personal.
En el psicologismo, el «pecado» es causada por una pobre autoestima que resulta en la represión de los verdaderos sentimientos de uno. En consecuencia, la respuesta a la conducta pecaminosa no es el arrepentimiento y la fe en que Dios nos ayude, sino más bien el amor y la aceptación de uno mismo.
En el humanismo, el «pecado» se reduce a las actitudes o a las acciones que perjudican a otros. Debido a que los humanistas también tienden a ver a los seres humanos como esencialmente buenos, la respuesta a la mala conducta es una mejor educación y condicionamiento social para ayudar a las personas a actuar conforme a la bondad de su naturaleza.
En el panteísmo y el panenteísmo, el «pecado» es estar fuera de equilibrio con nuestro entorno inmediato y en no vivir en armonía con el resto de la tierra. Por lo tanto, la respuesta a la mala conducta de las personas consiste en meditar y en hacer yoga para conectarse con la consciencia cósmica y en aprovechar su espiritualidad innata.
Existen también muchos errores respecto al pecado por parte de personas que profesan ser cristianas. Lamentablemente, como resultado, sufren su vida, su santidad y su felicidad.
Algunos ven el pecado solo como quebrantar los mandamientos de Dios. El pecado incluye esto, pero la gente que restringe el pecado a esto solamente deja de ver, lamentablemente, que el pecado es fundamentalmente la violación de la relación con Dios. Por lo tanto, tienden a limitar su fe al mantener una regla en lugar de sostener una relación amorosa con Dios que sustenta, capacita y prepara para obedecerlo. Por eso, cuando pecamos, no solo quebramos las leyes de Dios sino también su corazón, «El Señor vio la magnitud de la maldad humana en la tierra y que todo lo que la gente pensaba o imaginaba era siempre y totalmente malo…Se le partió el corazón» [NOTA: Gn. 6:5-6].
Algunos creen erróneamente que debido a que Jesús murió por sus pecados, no tienen que luchar por la santidad y arrepentirse cuando fallan. Lo que ellos no perciben es que, ya que Jesús murió por sus pecados, ellos tienen que seguirlo al hacer morir a sus pecados.
Otros piensan que, a menos que ellos confiesen todos sus pecados, terminarán en el infierno porque no todos sus pecados habrían sido perdonados. La verdad es que debido a que Jesús murió por todos nuestros pecados, podemos y debemos arrepentirnos de todos los que estamos conscientes y darnos cuenta de que nuestra imperfección humana incluye una percepción imperfecta de nuestros pecados, que no nos permite advertir todas nuestras transgresiones.
Algunos piensan que mientras sean agradables y tengan un «buen corazón», Dios no se disgustará con sus pecados. No obstante, Dios se preocupa tanto con nuestra vida interna como con la externa. Además, ya que nuestra vida es simplemente la manifestación exterior de nuestro corazón, no tiene sentido considerar que alguien tiene un buen corazón cuando hace malas acciones [NOTA: Por ejemplo, Prv. 4:23.].
Algunos consideran el pecado y la diversión como sinónimos y continúan en el pecado para seguir con la diversión. Sin embargo, debido a que el pecado conduce a la muerte, él mata todo lo que toca, particularmente la alegría. Por lo tanto, mientras que un pecado puede parecer divertido al principio, la distancia que produce ante Dios, la culpa que genera y el daño que causa a uno miso y a los demás, es, en última instancia, cualquier cosa menos que divertido. El pecado surge como una atracción antes de convertirse en una aflicción, debido a que es un engaño y fundamentalmente una mentira.
Algunos creen erróneamente que, si nadie ha resultado herido, el pecado en realidad no importa, pero esto no es cierto por muchas razones. Debido a que nuestro pecado es contra Dios, este lo entristece y nos aleja de él. Además, el pecado daña nuestra iglesia, familia, amistades y a los que forman parte de nuestra comunidad, incluso aunque ellos no sean conscientes de nuestro pecado, porque él nos afecta y nos cambia negativamente. Por último, nuestro pecado también nos hiere debido a que no fuimos hechos para el pecado y vivir en pecado sin arrepentirse es dañarse a uno mismo. En este punto, dice Plantinga: «El pecado hiere a otras personas y entristece a Dios, pero también nos corroe. El pecado es una forma de autoabuso» (1).
Algunos creen erróneamente que el pecado no es un problema a menos que uno sea atrapado, así que ellos persisten en el pecado secreto. El pecado nunca es secreto. Dios lo sabe todo, el pecador lo sabe y aquellos que conocen al pecado a menudo saben que algo está mal, incluso si no son conscientes del pecado que se comete en particular.
Algunos piensan que si un pecado es popular, esto está bien porque todos lo están cometiendo. A veces una cultura incluso identifica un vicio como una virtud. El aborto, por ejemplo, se presenta no como asesinato sino elección. Cuando la Biblia condena al mundo, normalmente refiere a la moralidad de la mayoría [NOTA: Jn. 1:29; 3:6; Rm. 1:18–32; 1 Cor. 1:20–21, 27–28; 11:32; Gl. 3:22; 4:3; Ef. 2:2, 12; Cl. 2:8, 20–33; 1 Pd. 2:11; 2 Pd. 1:4; 1 Jn. 2:17; 3:6; 4:5.].
Por último, algunos piensan que el pecado y los errores son sinónimos, cuando en realidad son cosas diferentes. Un pecado es un mal moral, mientras que un error es una imperfección moralmente neutral. Los que no entienden esta distinción dolorosamente tratan de vivir una vida de perfección y son devastados por los errores que no son un problema para Dios y por lo tanto no deberían perturbarlos. Es aún más doloroso cuando los padres no reconocen esta distinción y comúnmente disciplinan a sus hijos no solo por pecados sino también por errores. Una vez vi a una familia comiendo en un restaurante, y a una niña muy pequeña bebiendo de una taza. Debido a que sus habilidades motoras aún no estaban bien desarrolladas, accidentalmente derramó un poco de su leche. En lugar de limpiar la mancha simplemente, ya que fue un error moralmente neutral, los padres le gritaron a la niña como si hubiera cometido un pecado, aunque no lo había hecho.
Notas:
- Plantinga, Not the Way It’s Supposed to Be, 124, énfasis en original