Image/Identity: ¿Qué significa que nosotros somos imagen de Dios?

Image/Identity: ¿Qué significa que nosotros somos imagen de Dios?

La Biblia aclara que los hombres y las mujeres, a diferencia del resto de la creación, están hechos a imagen de Dios (1). Además, la Biblia repite esta verdad después de la entrada del pecado en el mundo, lo que significa que a pesar de que el pecado nos ha manchado y estropeado, seguimos siendo portadores de la imagen de Dios (2).

La palabra imagen a menudo se traduce como «ídolo». Un ídolo es algo que hace al dios invisible visible. Es cierto que la Biblia renuncia a la idolatría enfática, repetida y convincentemente. Por lo tanto, ser la verdadera imagen de Dios trinitario de la Biblia es hacerlo a él visible para el mundo cuando el Espíritu Santo refleja el carácter de Dios a través de los hijos de Dios. 2 corintios 3:17-18 dice esto: «Pues el Señor es el Espíritu, y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad. Así que, todos nosotros, a quienes nos ha sido quitado el velo, podemos ver y reflejar la gloria del Señor. El Señor, quien es el Espíritu, nos hace más y más parecidos a él a medida que somos transformados a su gloriosa imagen».

Ser la imagen de Dios consiste en «reflejar» sus atributos visibles en el mundo, algo así como Moisés, que irradiaba la gloria de Dios después de haber estado en la presencia de Dios. Por lo tanto, no estamos para reflejar a Adán, a la cultura o incluso a nosotros mismos en el mundo. Todas las personas son imagen de Dios en un sentido básico, pero los cristianos lo reflejan más a él que los no cristianos y los cristianos maduros la hacen aún mejor (3).

Por otra parte, la imagen es tanto personal como comunitaria. Por personal, queremos decir que nosotros, como adoradores individuales, debemos preguntar continuamente si somos buenos reflejos de nuestro Dios. Por comunitaria, queremos decir que las iglesias, las familias y las comunidades cristianas deben preguntarse continuamente si son buenos reflejos de Dios los unos con los otros y para el mundo.

Esta comprensión del propósito de nuestra creación (y posteriormente una de las fuentes de nuestro gozo) es radicalmente diferente de la comprensión del mundo de ser fiel a uno mismo o simplemente de reflejar nuestra naturaleza pecaminosa al mundo. De hecho, esta interpretación de la imago Dei, es incluso, radicalmente diferente de muchas enseñanzas cristianas acerca de por qué existimos.

No somos tazas vacías que necesitan ser llenadas por Dios. Más bien, somos espejos rotos que necesitan ser armados de nuevo por Dios, comenzando con nuestra regeneración y continuando todos los días en nuestra santificación, de modo que podamos cada vez reflejar mejor a Dios.

Ser a la imagen de Dios significa prácticamente que nosotros reflejaremos tanto su imagen moral como no moral. Reflejar la imagen moral de Dios significa ejercitar el poder de decisión, gobernar sobre la creación inferior, vivir en relación social con los demás, sentir nuestras emociones, amar, servir y comunicar. Reflejar la imagen no moral de Dios significa que usamos nuestro intelecto y raciocinio para pensar y que podemos ser creativos con los materiales que Dios ha creado eso también incluye el hecho de que somos inmortales y que viviremos espiritualmente, incluso después de nuestra muerte física.

En un esfuerzo por explicar a Dios de acuerdo con la Escritura, los teólogos han distinguido entre sus atributos no compartidos que le pertenecen solo a él (llamados también atributos incomunicables), y los atributos compartidos de Dios, que nos confiere en menor grado de lo que él los posee (también llamados atributos comunicables).

Antes de examinar los atributos de Dios según se revelan en las Escrituras, consideremos dos puntos que son importantes. En primer lugar, los atributos de Dios no le son simplemente atribuidos, sino que son cualidades inseparables de su propio ser. En todos los sentidos en que Dios existe, existe sin límite, es decir, en la perfección. En segundo lugar, conocemos a Dios por nuestras experiencias a través de una relación con él cuando reconocemos su presencia alrededor de nosotros, cuando reconocemos su provisión en nuestra vida, cuando confesamos nuestros pecados y aceptamos su gracia para vivir por fe. En su amistad amorosa llegamos a una realización más plena de quién verdaderamente es él tal como se revela en las Escrituras.

Los atributos no compartidos

Omnipresencia: Dios está en todas partes en todo momento (4).

Omnisciencia: Dios tiene un conocimiento completo y perfecto de todas las cosas, incluso del pasado, presente, futuro y de todo lo real o potencial (5).

Omnipotencia: Dios es todopoderoso y capaz de hacer todo lo que quiera su voluntad (6).

Inmutabilidad: Dios no cambia en su esencia, carácter, propósito ni conocimiento, pero responde a la gente y a sus oraciones (7).

Eternidad: Dios no tiene principio ni fin y no está limitado por el tiempo, pero es consciente del tiempo y trabaja en el tiempo (8).

Soberanía: Dios es supremo en gobierno y autoridad sobre todas las cosas (9), pero permite la libertad humana (10).

 

Los atributos compartidos

Santidad: Dios está separado absolutamente de todo mal (11). Somos el reflejo de Dios cuando odiamos el pecado y amamos la santidad al arrepentirnos de nuestros pecados y pelear contra el pecado en el mundo.

Amor: Solo Dios es perfectamente bueno y amoroso, y solamente él es la fuente de toda bondad y amor (12). Somos el reflejo de Dios cuando amamos a Dios y a los demás, empezando por nuestras familias, amigos y miembros de la iglesia, y este amor se hace extensivo a los extraños en hospitalidad e incluso a los enemigos para la reconciliación.

Verdad: Dios es la fuente de toda verdad. Él es la encarnación de la verdad (13). Somos el reflejo de Dios cuando creemos la verdad bíblica sobre la mentira y hablamos la verdad como un acto de adoración.

Justicia: Dios no se ajusta a un estándar de lo correcto e incorrecto, pero lo correcto y lo incorrecto fluyen de su carácter (14). Somos el reflejo de Dios cuando luchamos contra la opresión, la injusticia y el mal, y buscamos la justicia, en particular para los indefensos tales como los no nacidos, los enfermos, los pobres, los marginados, los desamparados y las víctimas de abusos.

Misericordia: Dios no da a algunas personas lo que merecen, porque él es amoroso y lleno de gracia (15). Somos el reflejo de su misericordia cuando perdonamos a los que pecan contra nosotros y hacemos bien a los que nos hacen daño, en un esfuerzo para llevarlos a arrepentimiento.

Belleza: Dios es bello y su creación refleja su belleza. Dios hizo a los hombres y a las mujeres a su imagen y semejanza también para crear obras de belleza (16). Somos el reflejo de Dios cuando creamos y disfrutamos de la belleza de una manera santa, tal como al administrar la hermosa creación de Dios (incluyendo nuestros propios cuerpos y la salud), disfrutando de las artes e incluso al pintar las paredes de nuestra casa, agradeciendo a Dios que nos dio colores y ojos para verlos.

 

Notas:

  1. Gn. 1:26–27
  2. Gn. 5:1–3; 9:6; St. 3:9
  3. Rm. 8:29, 2 Cr. 3:18, and Cl. 3:10
  4. Dt. 31:6; Sa. 139:7–12; Prv. 15:3; Jr. 23:24; Cl. 1:17
  5. Sa. 139:1–6; 147:5, Is. 40:12–14; 46:10; Hb. 4:13
  6. Job 42:2; Sa. 147:5; Mt. 19:26; Ef. 3:20
  7. Nm. 23:19, Sa. 102:27; Ml. 3:6; Rm. 11:29; Hb. 13:8; St. 1:17
  8. Sa. 90:2; 93:2; 102:12; Ef. 3:21
  9. 2 Sm. 7:28; 1 Cr. 29:10–13; Sa. 103:19; Rm. 8:28
  10. Gn. 50:21–22
  11. Ex. 3:5; Lv. 19:2; Sa. 5:4–6; 99:5; Is. 6:3; 8:13; 57:15; Hab. 1:12–13; 1 Pd. 1:14–19; 1 Jn. 1:5
  12. Ex. 34:7; Sa. 84:11; Jn 3:16; Gl. 5:22; Ef. 2:4–7; 1 Jn. 4:8–16
  13. Nm. 23:19; Jn. 14:6; 17:17; 2 Cr. 1:20; Tit. 1:2
  14. Gn. 18:25; Ex. 34:7; Dt. 32:4; Hc. 17:31; Rm. 2:11
  15. Ex. 34:6–7; Mt. 18:23–35; Rm. 12:8; Ef. 2:4–7; Tit. 3:5
  16. Sa. 27:4; 50:2; Ec. 3:11; Is. 33:17